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domingo, 1 de agosto de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
miércoles, 14 de julio de 2010
Emily Dickinson
Vine a comprar una sonrisa -hoy-
una sola sonrisa -
una sola sonrisa -
la más pequeña de tu cara
me agradará lo mismo -
la que nadie echaría de menos
brillaba tan diminuta
estoy rogando en el mostrador -señor-
puede usted comprar -
tengo diamantes -en mis dedos-
¿Sabe usted qué son los diamantes?
¡Tengo rubíes -como la sangre del ocaso-
y un topacio -como una estrella!
¡podría ser buen negocio para un “judío”!
diga -¿puedo hacerlo- señor?
martes, 6 de julio de 2010
sábado, 19 de junio de 2010
José Saramago
Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.
Revista del Expresso, Portugal (entrevista), 11 de octubre de 2008
http://cafeylecturas.blogspot.com/2010/06/jose-saramago.html
Revista del Expresso, Portugal (entrevista), 11 de octubre de 2008
http://cafeylecturas.blogspot.com/2010/06/jose-saramago.html
viernes, 18 de junio de 2010
viernes, 11 de junio de 2010
lunes, 7 de junio de 2010
sábado, 5 de junio de 2010
Dinnah Washintong
what a difference a day makes
¡Lo diferente que puede llegar a ser la vida en un día!
¡Lo diferente que puede llegar ser la vida en un día!
24 pequeñas horas
trajeron sol y flores
donde solía haber lluvia.
domingo, 30 de mayo de 2010
sábado, 29 de mayo de 2010
lunes, 24 de mayo de 2010
domingo, 16 de mayo de 2010
sábado, 15 de mayo de 2010
martes, 11 de mayo de 2010
domingo, 9 de mayo de 2010
viernes, 7 de mayo de 2010
jueves, 6 de mayo de 2010
martes, 4 de mayo de 2010
sábado, 1 de mayo de 2010
viernes, 30 de abril de 2010
Magrugada de pintas y James Joyce
Madrugada de pintas y James Joyce
Admiradores del escritor se reúnen en Nueva York para leer 'Finnegans wake', el libro más oscuro de la historia
EDUARDO LAGO 19/01/2010
La 'noche Earwicker' imita al 'Bloomsday', homenaje anual al 'Ulises'
La sociedad inició la segunda lectura de la novela en 1966. Van por
la página 344
"Es un desastre, pero la obra une a gente maravillosa", según Charlie
Caruso
Entre el final de una y el principio de otra medió un año durante el cual Joyce fue incapaz de escribir nada. Su imaginación se despertó de repente el 9 de marzo de 1923. En una carta dirigida a su amiga, la editora Harriet Weaver, fechada un día después, el autor anunciaba así el nacimiento de su siguiente novela: "Con gran dificultad, ayer cogí la pluma y conseguí escribir dos páginas". Siguieron casi dos décadas de entrega absoluta. Un nutrido grupo de admiradores, entre los que figuraban los escritores más notables de su tiempo, siguió con atención la laboriosa gestación del texto, que fue apareciendo por entregas en diversas publicaciones bajo el título provisional de Obra en curso. La extrañeza de los fragmentos que iban apareciendo sumió a los seguidores de Joyce en el estupor, pero nadie se aventuró a hacer un juicio definitivo hasta ver la obra publicada. Cuando eso ocurrió, en 1939, la reacción mayoritaria fue de rechazo. Una de dos, o el gran maestro había perdido la cabeza y había producido un monstruo literario inclasificable, o bien Joyce se sumergió en una experimentación radical con el lenguaje. Fuera como fuere, el texto de Finnegans wake era completamente ininteligible.
Es justo aquí donde entra en juego la magia de Joyce: pese a la extrema inaccesibilidad de sus propuestas narrativas, sucumben a su fascinación desde los especialistas a gente con escasa preparación literaria. Un artículo publicado el pasado 16 de junio en el Irish Times, fecha en que transcurre la acción de Ulises, conocida como Bloomsday, reveló que la mayoría de la gente que salía a la calle disfrazada de personaje de la novela no la había leído, aunque muchos lo habían intentado. Con Finnegans wake, cuya dificultad es muy superior a la de Ulises, el misterio se agiganta.
Quizá sea en Nueva York donde hay una mayor tradición celebratoria de la oscura novela del escritor irlandés. Cuando se publicó la primera edición en 1939, se escenificó un velatorio (uno de los significados del vocablo wake es velatorio) en la librería Gotham en el que participaron celebridades literarias de la época disfrazadas de personajes. En esta misma librería, desaparecida en 2006, se fundó en 1947 la James Joyce Society, cuyo carné número 1 ostentaba T. S. Eliot. Y allí mismo se fundó también, hace ahora 20 años, The Finnegans Wake Society. Desde entonces, los componentes de la sociedad se reúnen el último miércoles de mes para leer y comentar la obra. Entre los miembros figuran representantes de toda clase de profesiones. La primera lectura del texto, cuya extensión total es de 628 páginas, duró cinco años. Al hacer balance, se consideró que tal vez se había procedido con excesiva precipitación. La segunda lectura comenzó en 1996. Por ahora van por la página 344.
Para los finneganianos de Nueva York, el equivalente a Bloomsday es La noche de Earwicker, en alusión a un personaje del libro así llamado. Conviene indicar que la acción transcurre íntegramente de noche. El miércoles 13 de enero, aniversario de la muerte de Joyce, unos 40 finneganianos acudieron a un antiguo pub irlandés del sur de Manhattan para celebrar Earwickernight. Los asistentes entablan una animada conversación mientras dan cuenta de una guinness o un whisky antes de sentarse a cenar en mesas comunales. "Seamos honestos", dice Charlie Caruso, periodista en Newsweek y The New York Post durante más de 50 años, "el libro es un desastre, pero consigue algo que no consigue ningún otro: reunir a su alrededor a un montón de gente maravillosa". Ron White, miembro fundador, no está de acuerdo: "Por supuesto que tiene sentido, sólo que no es posible descubrirlo a solas. Hay que leer el libro en grupo".
A una indicación de Murray Ross, el presidente, el maestro de ceremonias, un hombre de pelo blanco, sonrisa perenne y gestos pausados, Kevin Gilroy, da comienzo a la velada. Antes de engolfarse en el juego de charadas, pasatiempo favorito de la familia Joyce, el grupo entona Finnegans wake, balada tradicional irlandesa que narra la resurrección de Tim Finnegans, al derramarse sobre él una botella de whisky en pleno velatorio, historia que por supuesto aparece en la novela. Los finneganianos cantan a capella y no desafinan demasiado. Concluida esta parte del ritual, se aprestan a iniciar el juego de adivinanzas. Ross y Gilroy arrojan al interior de un sombrero hongo unas papeletas en las que aparecen frases extraídas del enigmático volumen. Distintos voluntarios las van leyendo en silencio para sí y, mediante gestos, intentan trasmitir su contenido a la audiencia. Resulta asombrosa la facilidad con que, una a una, logran identificar las frases secretas, hasta que sólo queda la última. Una chica la extrae mientras la asamblea de finneganianos la observa, gozosamente tensa. La esposa de Humphrey Earwicker, presencia que Joyce envuelve en un misterio que la hace particularmente atractiva, responde al nombre de Anna Livia Plurabelle. Los sinuosos movimientos que hace con las manos la encargada de representar la última adivinanza logran transmitir el viaje que efectúa por el tiempo la elusiva criatura de ficción. Como si lo hubieran ensayado, varios asistentes se ponen en pie de un salto y recitan al unísono: "Anna fue, Livia es, Plurabelle será". Imposible no imaginarse a Joyce riéndose en su tumba.
Eduardo Lago, director del Instituto Cervantes en
Nueva York, es miembro fundador de la española Orden del Finnegans.
jueves, 29 de abril de 2010
miércoles, 28 de abril de 2010
sábado, 24 de abril de 2010
Octava XIX
Octava XIX
Es demasiado poco maniquí,
vivo al viento del más visible trigo,
la caña de la escoba para ti,
a la fuerza del pájaro enemigo.
Donde los picos restan pan, allí
te eriges con tu aire de mendigo,
meseguero incorpóreo, que has dejado
riéndose tu cabeza en el granado.
Perito en lunas. Miguel Hernández, ilustrado por Ramón Palmeral
Es demasiado poco maniquí,
vivo al viento del más visible trigo,
la caña de la escoba para ti,
a la fuerza del pájaro enemigo.
Donde los picos restan pan, allí
te eriges con tu aire de mendigo,
meseguero incorpóreo, que has dejado
riéndose tu cabeza en el granado.
Perito en lunas. Miguel Hernández, ilustrado por Ramón Palmeral
viernes, 23 de abril de 2010
videos metalize
http://www.youtube.com/watch?v=WwVK5QbV-0w&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=Rc7wOOswPTA&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=Rc7wOOswPTA&feature=related
jueves, 22 de abril de 2010
Día del libro
La lectura en una época multimedia se hace cada vez más difícil. Vivimos en una era en la que la imagen es la reina de los sentidos. Con la aparición de la TV los niveles de atención, concentración, e introversión de las personas comenzaron a disminuir rápidamente. Giovanni Sartori denominó homo videns al nuevo hombre, que percibe el mundo por medio de imágenes y al que todo ello le es sumamente difícil. Una de las diferencias básicas entre seres humanos y animales radica en la capacidad de reflexionar, simbologizar y de abstracción, capacidades que son anuladas por la imagen imperante en la TV y la multimedia.
En España hay todavía 1.000.000 de analfabetos, que se dice pronto. Y digo 1.000.000 por ser optimista, claro. Porque la tasa de analfabetos funcionales podría situarse en torno al 25%, unos 10.000.000 de españoles en este caso. Los analfabetos funcionales son personas que aprendieron a leer y escribir pero que perdieron esa capacidad o no la supieron aplicar para resolver las tareas más simples y cotidianas. Y digo yo... ¿No se han parado a pensar las lumbreras que están detrás del Día del Libro que si esos 10.000.000 de españoles aprendieran a leer quizá venderían más libros? Seguro que lo han pensado. También habrán pensado que es posible que esos 10.000.000 de personas y los 8.000.000 que viven por debajo del umbral de la pobreza sean sobre poco más o menos los mismos. Y claro, los pobres no compran libros. ¿Qué más da entonces que no sepan leer?
Poema La Guitarra de Federico García Lorca
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh, guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.
Día 23 de Abril de 2010
“Leer será en el futuro un acto de rebeldía”, con esta frase que me llamó la atención en un comentario de la presentación de un libro del bonaerense Alberto Manguel, comienzo esta reflexión sobre la experiencia insustituible de leer un libro. Un acto iniciático que nos abre las puertas al mundo de la imaginación, de las ideas, de la experiencia colectiva de la vida del SER HUMANO, transmitida a través de generaciones y vivida una y otra vez a través de la palabra escrita.
Una gran amenaza se cierne sobre los libros, la imagen, sobre todo virtual, quiere ocupar su lugar y se adapta mejor al “tempo” de esta sociedad en la que la prisa se convierte en vértigo, donde no hay espacios para la lectura y la reflexión.
Nosotros, como profesores, no podemos sino advertiros sobre la importancia que tiene la lectura, como el medio para protegernos contra la manipulación del ser humano que tiene su origen en la ignorancia, pero nunca podremos obligaros a amar los libros, ya que este sentimiento surge de una experiencia íntima, personal e intransferible.
Lo que sí podemos hacer es contar nuestra propia experiencia sobre lo que hemos descubierto a través de lo que hemos leído, las múltiples vidas que hemos vivido, los infinitos personajes que hemos sido y las emociones y sensaciones que hemos compartido y aunque haya una frase que diga que una imagen puede decir más que mil palabras, una palabra puede evocarnos mucho más que mil imágenes.
Para terminar, compartiré con vosotros este pequeño poema que escribí un día como hoy, 23 de Abril de 1998, cuando trabajaba en Alozaina y que titulé San Jorge, festividad que se celebra hoy, especialmente en Cataluña, donde se regalan libros y rosas. En él aparece el poeta mejicano Octavio Paz, fallecido el día 19.
San Jorge
Rosas con besos de agua.
Libros húmedos
pasean letras, mapas,
máquinas de vapor,
bisontes de Altamira
y la Escuela de Chicago
por carreteras de montaña.
A Octavio paz le brotan lágrimas
en las fotocopias del periódico de ayer.
Rosas con besos de agua.
Los libros no deben salir al jardín.
Llueve abril
sobre los campos.
En España hay todavía 1.000.000 de analfabetos, que se dice pronto. Y digo 1.000.000 por ser optimista, claro. Porque la tasa de analfabetos funcionales podría situarse en torno al 25%, unos 10.000.000 de españoles en este caso. Los analfabetos funcionales son personas que aprendieron a leer y escribir pero que perdieron esa capacidad o no la supieron aplicar para resolver las tareas más simples y cotidianas. Y digo yo... ¿No se han parado a pensar las lumbreras que están detrás del Día del Libro que si esos 10.000.000 de españoles aprendieran a leer quizá venderían más libros? Seguro que lo han pensado. También habrán pensado que es posible que esos 10.000.000 de personas y los 8.000.000 que viven por debajo del umbral de la pobreza sean sobre poco más o menos los mismos. Y claro, los pobres no compran libros. ¿Qué más da entonces que no sepan leer?
Poema La Guitarra de Federico García Lorca
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh, guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.
Día 23 de Abril de 2010
“Leer será en el futuro un acto de rebeldía”, con esta frase que me llamó la atención en un comentario de la presentación de un libro del bonaerense Alberto Manguel, comienzo esta reflexión sobre la experiencia insustituible de leer un libro. Un acto iniciático que nos abre las puertas al mundo de la imaginación, de las ideas, de la experiencia colectiva de la vida del SER HUMANO, transmitida a través de generaciones y vivida una y otra vez a través de la palabra escrita.
Una gran amenaza se cierne sobre los libros, la imagen, sobre todo virtual, quiere ocupar su lugar y se adapta mejor al “tempo” de esta sociedad en la que la prisa se convierte en vértigo, donde no hay espacios para la lectura y la reflexión.
Nosotros, como profesores, no podemos sino advertiros sobre la importancia que tiene la lectura, como el medio para protegernos contra la manipulación del ser humano que tiene su origen en la ignorancia, pero nunca podremos obligaros a amar los libros, ya que este sentimiento surge de una experiencia íntima, personal e intransferible.
Lo que sí podemos hacer es contar nuestra propia experiencia sobre lo que hemos descubierto a través de lo que hemos leído, las múltiples vidas que hemos vivido, los infinitos personajes que hemos sido y las emociones y sensaciones que hemos compartido y aunque haya una frase que diga que una imagen puede decir más que mil palabras, una palabra puede evocarnos mucho más que mil imágenes.
Para terminar, compartiré con vosotros este pequeño poema que escribí un día como hoy, 23 de Abril de 1998, cuando trabajaba en Alozaina y que titulé San Jorge, festividad que se celebra hoy, especialmente en Cataluña, donde se regalan libros y rosas. En él aparece el poeta mejicano Octavio Paz, fallecido el día 19.
San Jorge
Rosas con besos de agua.
Libros húmedos
pasean letras, mapas,
máquinas de vapor,
bisontes de Altamira
y la Escuela de Chicago
por carreteras de montaña.
A Octavio paz le brotan lágrimas
en las fotocopias del periódico de ayer.
Rosas con besos de agua.
Los libros no deben salir al jardín.
Llueve abril
sobre los campos.
lunes, 19 de abril de 2010
domingo, 18 de abril de 2010
Leve cintura del mar. Antología de poemas de Antonia Toscano
Semillas de los árboles
De aguas minerales el verde tálamo,
se ha roto con la densa oscuridad
durante el parto de la madrugada.
En la piel de los muslos se ha esparcido
la fragancia de millares de gotas
plateadas de las que han germinado
las fecundas semillas de los árboles.
La leve cintura del mar
ha atrapado al viento en las colinas
de algas y arrecifes
que han moldeado la fuente de los sueños.
He salido al camino
bordeado de sangre de amapolas,
me han llevado los pies
entre los altos cedros
a la mansión que habita
la luz de la memoria..
A veces me siento
Árbol eres,
musgo eres,
eres violetas con viento sobre ellas.
Ezra Pound
A veces
me siento eternidad de los cipreses
y el azul me contempla desde arriba.
A veces
me siento tierra húmeda,
laberinto de raíces,
camino de hormigas
enredados en tinieblas de barro
recorriendo la paz de los marjales.
Me siento parte de su enmudecida
voz. Oscuro fragmento impertérrito
devorado por la muerte,
germinando semillas en su seno
inerte de fría piedra destruida.
A veces deseo
ser líquido lechoso y verde
en las ramas que esculpen las encinas.
Algunas veces,
un rodar en las playas,
solo materia plástica
que compone las huellas
de tu paso incierto,
atrapando en tus pies el rumbo acuático
de doradas mareas crepusculares
en los nítidos mares de poniente.
Busca el sueño cárdeno de mi piel
en el fino perfil del horizonte
oscurecido en garras de la noche.
Vapores violáceos
El humo amarillo que se restriega el hocico en los cristales
de las ventanas
metió la lengua en los rincones del atardecer
…se enroscó una vez más en torno a la casa y se quedó dormido.
T. S. Eliot
Me escuece la perplejidad de las horas
frotándome los ojos.
La esfera en la que giran mis pasos
navega en universos ignorados.
Hemos cerrado las calles de la noche
envueltos en vapores violáceos,
contaminados de la lluvia ácida
recogida en el techo de zinc,
en el que repiquetean
las punzantes gotas de madrugada,
impregnadas de aromas de la tierra,
de enebros y azúcares de caña..
El denso humo que ocupa los rincones,
nubla el eco de palabras de insomnio
en las paredes
desgastadas por el uso y el maltrato.
Hemos cerrado las calles de la noche.
Alucinaciones de oro falso,
juego de manos en rincones sórdidos
y estrechos en los que el amor se asfixia
entre el asfalto.
Tu mano sobre el cielo
No me digas jamás ni siempre.
Búscame.
J.A. Valente
La luz vertical ha partido en dos
mi única ventana.
La fisura de sombras se ha llenado
de manantiales transparentes, de hojas
húmedas con manchas de tinta azul
dibujando tu mano sobre el cielo.
Has retirado tu sombra del suelo,
y la escondes en manos del olvido
en baúles rebosantes de recuerdos.
Tu imagen desapareció de mis ojos
sumergiéndose en brazos de la noche;
la guardas bajo llave de silencio
que arrojaste al abismo de la ausencia
en los negros caminos de la muerte.
Foto desgastada
¿Por qué no corren estos pies? ¿Por qué no se escapan de este sitio donde los instantes cojean arrastrando cadenas?
Helen R. Fogelquist
El espejo en que miro
lo absurdo de tus labios
me devuelve la foto
desgastada en la bruma de los días.
Se repite en sepia una y otra vez
la imagen en los cristales que cubren
el suelo de la ausencia.
La finitud del tiempo no perdona
el perfil de las cosas importantes.
Los relojes no entienden en su giro
la nitidez extrema del recuerdo.
Los minutos devoran los detalles
en los que el silencio
se esconde en los rincones,
sepultando la luz de madrugada
que dibujó en el aire
la línea fugaz de un suspiro.
Creación
A ti, yo te querría
fluyendo encima de mi como el agua…
Ezra Pound
Voy hacia ti
a punto de estallarme en flores
en la umbría navegable de mi sombra.
El único sonido
que rompe mi silencio
son palabras preñadas
de inocencia blanca que no escapan
de la cárcel del cuerpo.
Voy a punto
de crecerme en árbol hasta el cielo,
ciprés de la altura en la que habito
con los sueños de ti
que bogan en estrellas
de luz por mi universo.
Creadora me siento
de mundos embriagados
de tu imagen. Mi verbo
se hace carne en tu medida y exploro
lo insondable del océano,
devorando a dentelladas el aire
de tu brisa.
Cosechas
En amplios pañuelos de seda azul
he guardado la fibra
sensible de tu nombre.
La que teje la emoción que puebla
los resquicios de la noche y amanece
en luz de madrugada,
en el aire que contiene tu latido.
La verde humedad de mis entrañas
alimenta la piel
del musgo que brota en la cara norte
de mi celeste cuerpo,
tapizando mis poros de esmeraldas.
Todos los bosques secretos del mar
se alojan en cordilleras de luz
repobladas de grutas escondidas,
esperando desde un remoto origen
la mano que recoja las cosechas
que crecieron salvajes, primitivas,
con la pureza creadora de dioses
en el primer instante de la vida.
Humo
Me he derramado en lágrimas
en blanco mantel de hilo
bordado de azucenas.
Se derrite la cera,
marfil rugoso y pálido,
en la mesa oscura de tiempo y humo.
Volutas grises de exactas perlas cultivadas,
que se enroscan en lámparas
de profundo cristal
colgando en cadenas de moho y escarcha.
Se desperezan voluptuosamente,
perezosamente, así,
como novia despierta en la mañana
en suite de lujo y de lujuria.
Se cuelan en los resquicios de todas
las uniones, incluso en las que el viento
helado no se atreve.
Humo liviano envuelve mi tristeza
con su gris capa de seda antigua
y ligeros abrazos,
como una lejana estrella se arropa
dentro del firmamento.
Muchedumbre
Manchas abigarradas
carentes de armonía,
describen la forma irregular de la
inmensa muchedumbre
que trajina en las calles,
las horas laborables de los días.
Mareas humanas
arremolinándose en las grises
esquinas donde tu larga silueta,
trazada con los dedos de mi sangre,
me acompaña nítida
entre rostros borrosos de la gente.
¡Se me hace tan largo el tiempo que corre
ansioso tras los trenes,
en atascos ruidosos
de negras calles en las que el reloj
parece detenerse!
La suma de ruidos que se originan
en todos los rincones,
crea en torno a mis sentidos
un desgarro interior
de células sensibles
que buscan en la paz de tu contacto,
el vínculo de verde sabia acuática
que renueva el agua en mis raíces.
Se extiende la noche
La noche extiende sobre las calles
sus finos tentáculos de aguja
se clavan en el movimiento agreste
de caderas cimbreantes
en torno al talle
que estrecha la cintura
con brazos de tinieblas.
La soledad de los pasos,
tambor de hojalata
estremeciendo la curva del sonido.
La eterna noche se esconde profunda
en los rincones,
su helada mano me cierra los párpados
sin sueño;
ilumina entorno a los faroles
el leve espacio en que tus huellas
brillaron en los charcos
el instante preciso de unos besos.
Ofelia
He llegado muy tarde al rodaje
de mi escena,
el golpe seco de la claqueta ha
roto el silencio
salpicando el aire
de rojas y encendidas amapolas.
No he muerto.
Ya no seré Ofelia
flotando en un lecho oscuro de agua
salpicado de flores;
ni llevaré los crueles instrumentos
del martirio en las manos.
Ya no seré cenizas arrastradas
por el viento, luego pertinaz polvo,
sobre la lacada superficie
de un piano.
La forma de mi piel
Quiero verter en la forma de mi piel
el agua de tu aliento,
que los torrentes que te fluyen
colmen mis aguas subterráneas.
De debajo de la piel
me nacen caracoles,
me crecen helechos verdes de viento
que acunan en sus brazos
los besos sin palabras.
Las cerezas en flor han estallado
al roce clandestino de mi mano
esculpiendo la tierra del camino.
Serán gotas de licor en los labios
entreabiertos, color de la pasión
colgando bajo las luces del cielo
del deseo. El viento de levante
abandonará los frágiles pétalos
en las duras aristas de las piedras.
Macondo
“El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”
Gabriel García Márquez. “Cien años de soledad”
“Tu identidad se rompe como el agua
Y cae de la altura de los siglos”
Juan Miguel Jerónimo
Persigo las rutinas de las fechas
en la bruma del tiempo detenido,
el círculo que mantiene en tu órbita
la vigilia y el sueño que he perdido.
Has paseado tu estatura
por las calles de Macondo,
aldea literaria muerta
en el olvido de las sombras.
Me camina por dentro la soledad
de siglos y milenios,
termita que devora mis entrañas,
viento que cubre la faz de mis senderos.
¿Bajo qué lápida escondidos
yacen los bordes de mi cuerpo?
He buscado mi nombre envejecido
en piedra de memoria
que consiga inmortalizar mi esencia.
Las esquirlas del tiempo
me saltan a los ojos
cegando la identidad que me contempla.
Divinidad ausente
Voces claman dentro de las montañas
que el dolor ha construido
en la elevada cima del olvido.
Territorio alejado de los dioses
construido con perlas de destino,
con ese silencio líquido de ámbar
Y rajado en jirones de lamentos.
La divinidad está ausente
de la hojarasca muerta del otoño
que el viento de poniente
cruje con rabia entre sus dedos húmedos.
Oxígeno gorgotea en los pulmones
de seres que vivieron otro tiempo,
que nacieron de escarcha de rocío
dentro de habitaciones empedradas
de mísera tristeza
compartiendo las noches con los muertos.
Sopas ardientes quemaron sus labios
y tosieron estrellas sus pulmones,
ningún beso abrasó su frente
ni desnudaron su cuerpo ante el deseo.
Respirando angustiosamente
los últimos latidos de la vida,
se cavan sepulturas en la tierra,
bajo alguna luna florecida
en la rosada rama de un almendro.
Lo que no busco
No busco un actor para una tragedia
shakesperiana,
ni un Cid Campeador con cota de malla
sudando sangre, atravesando la dura
estepa castellana.
En el camino quedaron rotas las hojas
de los cuentos y la imagen de príncipes
azules dibujados en páginas doradas.
No busco levantar murallas chinas,
ni tapias en el huerto
que ha florecido bajo mi ventana,
Ni poner límites al horizonte,
ni malecones al mar,
ni eternizar mis huellas en la playa.
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