viernes, 15 de julio de 2011

Poema de la memoria. John McCrae


En los campos de Flandes
se mecen las amapolas
entre hileras de cruces
que señalan nuestra tumba.

Las alondras cantan desafiantes pese a todo;
vuelan oyendo apenas el fragor de los cañones.

Somos los muertos.

Hace pocos días vivíamos,
sentíamos el amanecer,
veíamos el brillo del crepúsculo,
amábamos y éramos amados...

Ahora yacemos en los campos de Flandes.

Resume nuestra lucha con el enemigo.
De nuestras manos inertes
te lanzamos la antorcha;
es tu tarea mantenerla bien alta.

Si faltas a la palabra
que nos diste a los muertos,
nunca descansaremos,
aunque florezcan las amapolas
en los campos de Flandes. 

JOHN McCRAE (primavera de 1915)

John McCrae (1872 -1918), autor y médico canadiense, fue enviado al frente como cirujano de campo durante la primera guerra mundial. Escribió este poema tras la batalla de Yprés, donde resultó muerto un amigo suyo. Con el tiempo, En los campos de Flandes llegaría a ser la obra más popular de la 1ª G. M. en países de habla inglesa, y convertiría a la amapola, una flor que se multiplica entre la tierra removida de los cementerios, en un símbolo de la paz.

Vladimír Holan, el ángel negro de Praga

Clara Janés traduce y prologa la obra del poeta checo, «el mejor» según el Nobel Seifert

Sintió un golpe tan fuerte como Vallejo. Pero no era París, ni había aguaceros. Era una noche gélida en Praga, 1948. Y Holan, poeta, ex comunista, nacido bajo la constelación de Virgo, el 16 de septiembre cuarenta y tres años antes, condenado al ostracismo por sus ex camaradas (por su «formalismo decadente», le señalaron) tomó la decisión de su vida: jamás volvería a salir de su casa en la isla de Kampa, sobre el río Moldava a su paso por la capital bohemia. Dicho y hecho, y así durante más de cuatro décadas, hasta su muerte en 1980, viviendo tras el ocaso, descansando por el día, Holan se sumergió en la oscuridad. Pero noche tras noche, la pluma se deslizaba sobre el papel y daba vida a una obra poética capital del siglo XX.
El silencio de aquella casa apenas era interrumpido cuando el futuro Nobel Jaroslaf Seifert, íntimo amigo, le visitaba. O cuando una joven poeta española (que lo había descubierto al leer su libro «Una noche con Hamlet») rompió todos los hielos de Holan y se ganó su corazón. La escritora era Clara Janés.
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martes, 12 de julio de 2011

J.A. Goytisolo


s.XX - Poesía social - José Agustín Goytisolo: Los celestiales, 1956

No todo el que dice: Señor, Señor,
entrará en el reino…
(Mat.,7,21)
Después y por encima de la pared caída
de los vidrios caídos de la puerta arrasada
cuando se alejó el eco de las detonaciones
y el humo y sus olores abandonaron la ciudad
después cuando el orgullo se refugió en las cuevas
mordiéndose los puños para no decir nada
arriba en las paseos en las calles con ruina
que el sol acariciaba con sus manos de amigo
asomaron los poetas gente de orden por supuesto.
Es la hora dijeron de cantar los asuntos
maravillosamente insustanciales es decir
el momento de olvidarnos de todo lo ocurrido
y componer hermosos versos vacíos sí pero sonoros
melodiosos como el laúd
que adormezcan que transfiguren
que apacigüen los ánimos ¡qué barbaridad¡
Ante tan sabia solución
se reunieron los poetas y en la asamblea
de un café a votación sin más preámbulo
fue Garcilaso desenterrado llevado en andas paseado
como reliquia por las aldeas y revistas
y entronizado en la capital. El verso melodioso
la palabra feliz todos los restos
fueron comida suculenta festín de la comunidad.
Y el viento fue condecorado y se habló
de marineros de lluvia de azahares
y una vez más la soledad y el campo como antaño
y el cauce tembloroso de los ríos
y todas las grandes maravillas
fueron en suma convocadas.
Esto duró algún tiempo hasta que poco
a poco las reservas se fueron agotando.
Los poetas rendidos de cansancio se dedicaron
a lanzarse sonetos mutuamente
de mesa a mesa en el café. Y un día
entre el fragor de los poemas alguien dijo: Escuchad
fuera las cosas no han cambiado nosotros
hemos hecho una meritoria labor pero no basta.
Los trinos y el aroma de nuestras elegías
no han calmado las iras el azote de Dios.
De las mesas creció un murmullo
rumoroso como el océano y los poetas exclamaron:
Es cierto es cierto olvidamos a Dios somos
ciegos mortales perros heridos por su fuerza
por su justicia cantémosle ya.
Y así el buen Dios sustituyó
al viejo padre Garcilaso y fue llamado
dulce tirano amigo mesías
lejanísimo sátrapa fiel amante guerrillero
gran parido asidero de mi sangre y los Oh Tú
y los Señor Señor se elevaron altísimos empujados
por los golpes de pecho en el papel
por el dolor de tantos corazones valientes.
Y así perduran en la actualidad.
Ésta es la historia caballeros
de los poetas celestiales historia clara
y verdadera y cuyo ejemplo no han seguido
los poetas locos que perdidos
en el tumulto callejero cantan al hombre
satirizan o aman el reino de los hombres
tan pasajero tan falaz y en su locura
lanzan gritos pidiendo paz pidiendo patria
pidiendo aire verdadero.

De Salmos al viento, 1956


Poética de Leopardi


L´INFELICITÀ (la tarea poética de Leopardi)

leopardi.jpg
En el post anterior acabé con una de esas frases que han quedado para la posteridad: Los hombres mueren y no son felices nos dice Camus en boca de Calígula. En esta sentencia, porque así la considero, convergen al mismo tiempo la desolación, el descontento y la certeza del fin del ser humano como individuo.
En una nota fechada en 1847, Kierkegaard escribía que deseaba para su epitafio esta breve inscripción:

Fue el IndividuoHablemos de la cultura o época que queramos existe un leitmotiv que siempre está patente y nos impulsa como individuos y es la búsqueda de la felicidad.Para Leopardi la imposibilidad e incapacidad de felicidad es un atributo del hombre moderno. A diferencia del hombre antiguo, heredero de la Edad de Oro, el hombre moderno ha perdido la capacidad para vivir felizmente vinculado a la naturaleza. Uno y otro no se diferencian en la felicidad del primero y la infelicidad del segundo sino que más bien se refiere al modo, heroico en el hombre antiguo y ruin en el moderno, de enfrentarse a la infelicidad natural del hombre.El pensamiento trágico renacentista con Dante y Tasso a la cabeza, introduce a Leopardi en la duda de que también el hombre de la Edad de Oro se siente falto de felicidad. En palabras de Petrarca “ciechi et miseri mortali”. De esta manera, cuando Leopardi profundiza en el pensamiento helénico es cuando se convence del carácter innato de la infelicidad humana.Lo que siente este poeta por Teofrasto, por ejemplo, no es admiración sino más bien identificación. Teofrasto representa la equilibrada sabiduría que hace frente al dolor con serenidad. Además cuando a través de la obra de Barthélemy tiene conocimiento directo de los textos de PíndaroSófocles y Esquilo, Leopardi toma certeza de la naturaleza maldita que estos autores atribuían a la condición humana.La sentencia sofocleana de ”è funesto a chi nasce il dí natale” (es funesto a quien nace el nacimiento) y otros textos de filosofía moral antigua contribuyen a que Leopardi antes de asumir ningún criterio de resinación o estatismo vital, busque una fórmula por la que el pesimismo haga frente a la desesperación no por medio de la renuncia a la existencia, sino por una voluntad de acción.Desde que Leopardi asume esta conciencia del hombre como ser creado para la infelicidad, con su obra trata de sintetizar el dolor sereno con la voluntad titánica.A consecuencia de la peculiar percepción heroica de lo trágico, l´infelicitàleopardiana se convierte en un don. El mismo don que hizo grandes o, con sus propias palabras, “alme eccelse” (almas excelsas) y que caracterizaron la cólera de Aquiles, el orgullo del Prometeo de Esquilo, el ánimo suicidad de Ayax, la integridad de Edipo, la duda de Hamlet o el vigor de Lear.Ésta es la tarea del héroe/poeta: vivir con la serena certeza de nuestra naturaleza proclamando felicidad a los cuatro vientos sabiendo que el eco nos devolverá irremediablemente el silencio donde la tristeza habita y reina.

martes, 5 de julio de 2011

Jean Cocteau (Maisons-Laffitte, 5 de julio de 1889 )

Sentir antes de comprender.
Jean Cocteau (Maisons-Laffitte, 5 de julio de 1889 - Milly-la-Forêt, 11 de octubre de 1963), poeta, novelista, dramaturgo, pintor, diseñador, ...

El polifacético Jean Cocteau es poco recordado en nuestros días, y aunque su obra ha rebasado el nivel del asombro para ser "clasificada", vale la pena —como lo demuestra José de la Colina— volver a ella dispuestos a llevarnos sorpresas nuevas.

En los comienzos del siglo XX, cuando el XIX y la Belle Époque aún no acababan de archivarse en tiempo pretérito, un señorito veinteañero, con aspecto entre de flaco Pierrot y falaz joven Voltaire, autor de tres inmediatamente célebres y velozmente olvidables libros exquisitos, empezaba a situarse en los mundanos medios artísticos de la Rive Droite del Sena frecuentados por monstruos sagrados: el poeta Catulle Mendés, la poeta y condesa Anna de Noailles, el dramaturgo Edmond Rostand, el actor De Max y el entonces apenas chroniqueur Marcel Proust. Pero si Jean ya era un figurín del selecto petit tout Paris, en realidad sólo renacería como el Jean Cocteau aquella noche del 29 de mayo de 1913 en que descubrió la modernidad en la sala en la que, entre abucheos, pateos, vivas, aplausos, se consagró La Consagración de la Primavera, el novísimo y "salvaje" ballet de Diaghilev, Stravinski y Nijinski. "La trouppe rusa —diría después Jean— me enseñó a despreciar todo aquello que removía en el aire. Ese ave fénix me enseñaba que para renacer era necesario quemarse vivo."


Sigue en el siguiente enlace: http://www.letraslibres.com/index.php?art=7779


domingo, 3 de julio de 2011

50 años de la muerte de Hemingway.

http://www.rnw.nl/espanol/article/hemingway-un-bipolar-que-contaba-historias-inolvidables
A cincuenta años de la muerte de Ernest Hemingway siguen en pie los misterios de sus relaciones con el FBI y de las posibles conexiones de la agencia federal con el suicidio del escritor. El famoso file del FBI dedicado a Ernest Hemingway está integrado por 124 páginas, de las cuales, todavía hoy, 15 permanecen reservadas “in the interest of the national defense”. De las restantes hay cuarenta manchadas con tinta negra, excepto los saludos y firmas, y varias más prácticamente ilegibles. Entre lo legible y lo manchado se puede establecer que el file recoge información sobre Hemingway reunida entre 1942, en plena Guerra Mundial, y 1974, casi quince años después de su muerte. 

50 años de la muerte de Hemingway.

El espantapájaros

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XIX octava de Miguel Hernandez

Centenario Miguel Hernandez

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